Recientemente el uso de la Inteligencia Artificial (IA) en la industria de los videojuegos ha dado mucho de qué hablar, pues existen debates éticos en torno al empleo de la IA generativa y al impacto que tendría tanto para puestos laborales, como para la protección de los derechos de autor de los artistas y creativos detrás de la música y diseños de personajes, por dar un ejemplo.
Al respecto, Shigeru Miyamoto, señaló, durante un evento que se realizó en el Museo de Nintendo, que se inaugura el próximo mes, que la compañía prefiere mantenerse al margen en el uso de la IA: «Podría parecer que simplemente vamos en la dirección opuesta por el hecho de ir en la dirección opuesta, pero realmente se trata de encontrar qué hace especial a Nintendo”.
En ese sentido, el creador de Mario explicó que “se habla mucho de la IA, y todos comienzan a ir en la misma dirección, pero ahí es donde Nintendo prefiere ir en una dirección diferente (…) realmente se trata de encontrar qué hace especial a Nintendo” para mantener la originalidad y la calidad de sus videojuegos.
Sus dichos van en línea con lo que comentó meses atrás Shintaro Furukawa, presidente de la compañía japonesa, donde si bien reconoce que “en la industria de los videojuegos, tecnologías similares a la IA se han utilizado durante mucho tiempo, por ejemplo, para controlar los movimientos de los personajes, por lo que creo que el desarrollo de juegos y la tecnología de IA siempre han tenido una relación cercana”.
Sin embargo, explicó que “la IA generativa, que se está convirtiendo en un gran tema últimamente, puede usarse de maneras creativas, pero reconocemos que también puede plantear problemas relacionados con los derechos de propiedad intelectual”.
Y por su puesto que resulta una postura diferente a la que han tomado otros grandes sectores de la industria. Recordemos que a principios de este año, desde Steam anunciaron que cambiaron su política respecto a admitir en su plataforma videojuegos realizados con inteligencia artificial, luego de que existieran modificaciones legales en torno a su uso; pese a que perdura el debate ético al respecto.